"Ustedes escogen: una quincena miserable, o su ética"

Fueron las palabras con las que Carmen Aristegui nos aconsejó sobre nuestra futura labor como periodistas.
     El día 2 de diciembre, me pasaron muchas cosas: desayuné hot cakes, asistí a las conferencias sobre televisión, me pegué en el tobillo, compré un ratoncito, y fui escogido para estar en una entrevista exclusiva con la señora Carmen Aristegui. Estaba formado en la fila para entrar al auditorio del hotel donde la famosa periodista se presentaría, cuando fui señalado por la maestra Rosy: "tú, ven" fueron las desconcertantes palabras que me dijo. Yo, muy obediente, acudí al llamado, y en breves segundos la profesora me explicó, junto con otros compañeros de periodismo de otros grados: "Van a estar en privado, con Carmen Aristegui, porque le van a hacer una entrevista". Al instante, todos mis compañeros se llenaron de alegría, y comenzaron a decir cosas como: "No manches!!" "Carmen Aristegui!!", "Ella es como un Dios para mí" y demás alabanzas para la comunicadora. Debo confesar, con una gran vergüenza, que en ese momento me sentí el ser más ignorante sobre la faz de la tierra. "¿Carmen Aristegui?, ¿y esa quién es?" me repetí una y otra vez. "¿Carmen Aristegui?" repetía mi inconsciente, como intentando excavar en alguna lista de contactos inexistente los datos sobre aquella persona desconocida para mí. "¿Quién es Carmen Aristegui?" por fin me atreví a preguntar, humillado. "¿Carmen Aristegui? ¿Cómo que no la conoces? ¡Es la mejor periodista de México!...", y alguien me dio un tríptico con información de ella y de la cátedra que brindarían ella y Hugo Gutiérrez Vega, al tiempo que me iban medio explicando quien era la susodicha que yo ignoraba.
     Todo fue tan rápido, que ni me dí cuenta cuando ya estábamos dentro de una sala de juntas donde Carmen llegaría a platicar con nosotros. Todo mundo nervioso, diciendo "¿qué le voy a preguntar?, ¿qué le voy a preguntar?" y yo seguía en blanco. Toda una vida sin tener televisión por cable, y una mala costumbre de no escuchar la buena radio, aunado a que estaba en primer semestre y no sabía nada, eran algunas de las respuestas-explicaciones que yo intentaba darme ante mi ignorancia. Un tipo con cara de pocos amigos entró a la sala, y nos dijo que Carmen Aristegui estaba ya en otra sala esperándonos. Salimos a su encuentro, mientras el hombre ponía aún más nerviosos a mis pobres compañeros diciéndoles que teníamos breves 5 o 7 minutos para hablar con ella, sin titubeos, porque perderíamos tiempo, y que Carmen era alguien que imponía con su personalidad y así cuentos chinos por el estilo. Remató diciéndonos que sólo dos, de los 6 (creo que éramos 6) de los estudiantes podríamos estar con ella, y de inmediato una cara de decepción de apoderó de todos. Al final sí entramos todos, y el intimidante individuo se quedó con su carota de guarura mal pagado esperándonos fuera. Todos estaban nerviosos, excepto yo, naturalmente: yo estaba helado.
     Al ver a Carmen Aristegui, no sé por qué, me tranquilicé. Nos saludó amablemente, y junto con ella se encontraban Hugo Gutiérrez Vega (a quien había conocido hacía unos 3 meses, en una de sus cátedras); el rector de nuestro Centro Universitario, el Dr. Adolfo Espinoza de los Monteros, y una señora, que supongo yo era pariente o representante de Carmen Aristegui. Al recibir el amistoso saludo de Don Hugo Gutiérrez "¡qué onda viejo!" me sentí mucho mejor. Creo que a todos nos transmitió confianza, y tras un breve momento de pláticas cordiales, la entrevista comenzó, con uno de mis compañeros de 3ero, Ulises Isay Llamas, quien le pidió un consejo a la señora Carmen Aristegui para nosotros, futuros periodistas.
    Aristegui nos dijo palabras muy sabias. Nos habló sobre la ética del periodista, y puso de ejemplo su caso, de cómo ella ha estado de aquí para allá, en un trabajo y en otro, buscando tener libertad de expresión y respeto a su ética. Ahí fue cuando nos dijo, que nosotros escogíamos, si por cuidar un trabajo en el que nos iba mal, y además nos censuraban y corrompían nuestra ética, o buscar nuevas opciones que no atentaran contra nuestros principios. Hugo Gutiérrez también nos aconsejó, y nos ayudó con varias dudas que mis compañeros tenían, sobre cómo exhibir imágenes de nota roja que no fueran escandalizantes, y cosas por el estilo. Una compañera le contó a Carmen su proyecto radiofónico, cosa que le pareció muy bien a Carmen, y  nos felicitó por que "éramos los más chipocludos de la escuela" (yo no sentí que me quedara el saco, a decir verdad). Fotos y más fotos, fue lo que hice yo, dado que el tiempo no me alcanzó para poder preguntarle algo. Fotos del recuerdo, todos juntitos, con la maestra Rosy, también, y luego la despedida. Todos regresamos al auditorio sintiéndonos la mamá de los pollitos después de la privilegiada convivencia.
    Y, como fotos fue lo que yo tomé, aquí están algunas.










    

Comments

  1. Me encanta tu forma tan natural y sincera de narrar, felicidades. y pues yo tampoco sabia quien era, pero ahora quiero ser como ella! :)

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  2. Muchas gracias Isis! Lo mismo digo de tu blog: me encantó. Y a echarle ganas para poder ser como ella algún día!!

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