De nostalgias y recuerdos


Se nos acabó la fiesta Panamericana, queridos lectores de El Travieso. Se nos acabó, dejando a México muy en alto al tener la mejor de sus participaciones en todas las ediciones de la justa de América. Desde que consiguió 31 medallas de oro, a sólo unos días de que terminaran los juegos, México había roto ya su récord de preseas del metal dorado. Sin embargo, esto no fue motivo para que nuestros atletas se siguieran esforzando y consiguieran al final de la justa 42 honrosas medallas doradas. Sumadas a éstas, se consiguieron además 41 de plata y 50 más de bronce, lo que colocó a nuestro país en el cuarto lugar del medallero general, con 133 preseas. Brasil terminó en tercer lugar, con 141; Cuba obtuvo el segundo lugar con 136 medallas (de las cuales 58 fueron de oro) y Estados Unidos se quedó con el primer lugar, con un total de 236 medallas. Así fue como México termina una participación histórica en Juegos Panamericanos, con la satisfacción además de que éste importante evento fue realizado en nuestro país, a tan sólo 3 horas de nuestras casas.
                El evento de clausura fue perfecto, a la altura de unos juegos olímpicos como los celebrados en Beijing en el 2008, y hubo emoción, fiesta, baile y nostalgia, la misma que comenzó a sentirse durante los últimos días de la justa deportiva. Pero, ni modo, todo lo que inicia tiene que acabar, lo que ahora queda es la satisfacción como mexicano de haber cumplido honrosamente con este evento, y aunque ni usted, ni yo hayamos sido atletas participantes del evento, sí debemos sentirnos orgullosos porque los logros que ellos lograron son motivo de celebración para todo el país. Un pretexto para olvidarnos por un momento de la delincuencia y la inseguridad en el país y sentirnos orgullosos como mexicanos. Una razón que nos demostró a todos que el mexicano sí puede organizarse y trabajar en equipo por un mismo fin, con toda la estructura humana que hizo posible que los juegos fueran exitosos. Una felicitación para todos los voluntarios que no les importó dejar sus trabajos y ocupaciones por la experiencia de participar en la organización de los eventos. Y, por último, la esperanza de la juventud, que demostró que puede hacer grandes cosas por México.
                Así quedamos, queridos lectores, con la satisfacción y la ilusión de nuestro gobernador del estado por traer en un futuro los Juegos Olímpicos a la ciudad de Guadalajara (lo cual suena a algo muy, pero muy lejano, los más austeros calculan que hasta el 2028).
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José Luis Adriano Sánchez
adrianodreamer.blogspot.com 

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