Impotencia, frustración y coraje
Son sólo tres reacciones que
podría escribir al respecto del Atentado al Casino Royale en Monterrey. El 25 de Agosto, 52 personas murieron en un
incendio provocado por el crimen organizado en un casino de apuestas de la
ciudad de Monterrrey. Los dueños dijeron que un grupo de extorsionadores estaba
exigiendo 130 mil pesos semanales a fin de permitirles operar, sin embargo, al
negarse, decidieron cometer uno de los ataques a casinos más letales desde que
Calderón declaró la guerra contra el crimen organizado. Una guerra, que al
parecer vamos perdiendo.
Todo comenzó
de repente. Varios sujetos encapuchados entraron al lugar de apuestas, después
de vaciar al menos 4 bidones de gasolina, hicieron algunos disparos y algunos
sobrevivientes aseguran que se hizo estallar una granada. El acto provocó un
incendio, y la confusión de apoderó del lugar porque muchas personas pensaron que
se trataba de un asalto y se refugiaron en baños y oficinas, de donde ya no
pudieron escapar cuando el incendio y el humo los alcanzó. Así, tan fácil y en
sólo minutos, se arrancaron las vidas de 52 personas, que suman 53 contando que
una mujer tenía 7 meses de embarazo. La fragilidad de la vida. La injusticia de
la vida. El cojare. La impotencia. La frustración. ¿A dónde vamos a llegar?
No
quiero sonar fatalista, porque el nombre de esta columna es Letras Entusiastas.
Sin embargo, al igual que millones de mexicanos, me encuentro harto de esta
situación. Mientras el gobierno y la delincuencia juegan a las luchitas, es la
sociedad la que sufre las consecuencias. No sé ustedes, pero mientras tanto, me uno a la lista de personas
que lucha desde sus casas por una mejor sociedad. Mucha gente dice que falta
organización, otros dicen que es en vano, sin embargo, si cada quien agarra su
parte en hacer lo mejor y sacar lo mejor de sí mismos en la actividad que
realice, poco a poco podremos educar y mejorar este país. Si el padre de
familia pusiera más atención en sus hijos y menos en los programas chafas que
ofrece la televisión mexicana, sus hijos serían más disciplinados. Si el
profesor se dedicara a hacer bien su trabajo, los alumnos reprobarían menos. Si
el corrupto no ofreciera mordida, el funcionario público no se la pediría. Si
la persona asustada denunciara, habría menos impunidad. Son muchas las quejas
pero son pocas las acciones. Creo yo que el gobierno (y probado está) no
solucionará los problemas de la sociedad. Que la gente deje de pasarse la
bolita unos a otros y se dedique a hacer de la mejor manera posible su trabajo.
No quiero 3 días de luto nacional por las víctimas en Monterrey, quiero
Justicia. Acción, y no pasividad es lo que requiere el mundo. Yo mientras
tanto, actúo, y además de clamar justicia, levanto la voz para luchar por los
derechos humanos, porque en un futuro, quiero un mejor México para mis hijos.
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