Caso Integrador Geopolítico: Latinoamérica



Entre tantos conflictos internacionales, alianzas entre países, miras envidiosas o interesadas al patrimonio de alguna nación, invasiones armadas, atentados terroristas, uniones de intercambios económicos, alianzas gubernamentales, programas de expansión financiera mediante la colocación de franquicias en países subdesarrollados, la Geopolítica ha tenido mucho tiempo y recursos para convertirse en una de las ciencias que más ha evolucionado desde su creación, y que genera más conocimiento científico y teórico sobre las relaciones entre el Estado y el territorio que pretende conquistar, ya no en un sentido literal, sino político o económico.
            Como sabemos, el conocimiento teórico es una suma de principios, normas, hipótesis y teorías que sirven en este caso para el quehacer político, pues se manifiesta en las decisiones que los mandatarios toman para mover los hilos de cada país. Entonces, el objetivo de la geopolítica es lograr una interpretación de la política y la geografía mediante acciones que generalmente realiza el gobierno en bien de sus intereses, y no siempre de los del pueblo.
México, al igual que los demás países Lationamericanos, ha firmado
convenios y alianzas con demás naciones de la orbe para
impulsar su economía o aliarse políticamente.
            En los últimos tiempos, el mundo ha pasado por muchísimas transformaciones que antes no habían ocurrido jamás: La creación del Euro, moneda única Europea, los ataques terroristas contra las Torres Gemelas de Nueva York y el metro en  Madrid, la caída del Muro de Berlín, la desintegración de los países de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, el capitalismo que entró en la antigua China comunista, y que la ha catapultado como potencia mundial, la apertura económica en India, la unificación alemana, la creación de Palestina como estado independiente, la desaparición del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio y la creación de la Organización Mundial del Comercio. La lista de cosas geopolíticas importantes ocurridas en la época contemporánea sigue, y puedo señalar las primeras divisiones oficiales entre Corea del Norte y Corea del Sur, los fenómenos migratorios en Europa y América del Norte, el cuestionamiento de la monarquía en España, o las luchas de los trabajadores pensionados en Francia.
            Sin embargo, estos ejemplos citados son una clara muestra de que la Geopolítica moviliza el mundo, y también son ejemplos proféticos de los cambios que se viven y que continuarán en todo el planeta en las próximas fechas. Pero ahora, en nuestra propia configuración del tiempo presente, me toca hablar de lo que ha vivido Latinoamérica en cuando a Geopolítica se refiere. Para nadie han resultado indiferente las movilizaciones ciudadanas en México, las guerrillas en Argentina, la fortaleza creciente en economía de Brasil o la incertidumbre Cubana.
            Latinoamérica no ha sido impasible a las demandas actuales del mundo. A su modo, entre Historia compartida con otros países vecinos, con un idioma español que hablan la mayoría de sus países pero también con grandes diferencias políticas o de ideales, las naciones latinoamericana han vivido sus propias experiencias geopolíticas, que han desencadenado un proceso de revolución que ha afectado indiscutiblemente a todos sus países.
            En 1991 se firmó el tratado del Mercado Común del Sur, mejor conocido como MERCOSUR, y con ello se reactivaron los acuerdos del Mercado Común Centroamericano. En 1992 se inició el libre comercio completo e inmediato entre Colombia y Venezuela, después de décadas sin resultados positivos. En ese mismo año se firmó también el Tratado de Libre Comercio entre Canadá, Estados Unidos y México. En 1993 se aceleró el proceso de integración centroamericano y en la cuenca caribeña se ratificó al año siguiente la Asociación de Estados del Caribe (AEC), primer grupo comercial en incluir a Cuba, Haití y República Dominicana como Estados asociados. En 1994 también entró en vigencia el NAFTA, se firmó el acuerdo del Grupo de los Tres (G-3) durante la cuarta Cumbre Iberoamericana en Cartagena de Indias y se reunió la primera Cumbre Presidencial Hemisférica de Miami con el objetivo de crear el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). En 1995 comenzaron a funcionar, aunque todavía con ciertas limitaciones, los acuerdos comerciales en la Comunidad Andina (CAN), el G-3 y el MERCOSUR. En 2004 se formalizó en Cusco la creación de la Comunidad Suramericana de Naciones (CSN) y en 2005 y 2006 se firmaron nuevos acuerdos de libre comercio entre varios países centroamericanos, caribeños y andinos con Estados Unidos, y se perfila el Pacífico Latinoamericano. La lista de convenios de toda índole no termina, sino que continúa, aunque con algunos altibajos.

Sin embargo, Latinoamérica confronta desafíos que van mucho más allá del libre comercio. La mayoría de esos retos, aunque comunes para todos los latinoamericanos, son ajenos para los vecinos anglosajones de Norteamérica. Aun en materia económica, el libre comercio es sólo una parte de la verdadera integración económica: hay que pasar del comercio a las inversiones, a la coordinación fiscal y monetaria, a la completa armonización cambiaria. Hay que ahondar en la integración en las esferas no económicas. Es necesario que Latinoamérica también avance hacia la integración educativa, social, política y ecológica. Los verdaderos problemas a largo plazo de los países latinoamericanos se parecen más entre sí que a aquellos problemas de cualquier otra región del mundo. Muchos de los dilemas de México son similares a los de Centroamérica, los de Colombia a los de Venezuela, los de Perú a los de Bolivia, los de Argentina a los de Brasil. Los países latinoamericanos tenemos más cosas en común que ninguna otra región del planeta, y debemos aprovecharlo para nuestro desarrollo.
            Geopolítica XXI, uno de los blogs más respetados de Latinoamérica sobre el tema, considera que en América Latina hay nuevos ejes geopolíticos que están desempeñando importantes papeles dentro de la nueva configuración latina:
Podría afirmarse que la geopolítica del cono sur de América Latina (Chile, Argentina, Uruguay, Falklands/Malvinas) se juega entonces en tres ejes de ordenamiento: el acceso y presencia hacia el continente antártico y los espacios oceánicos australes; el acceso y control seguro de las fuentes energéticas y de recursos (agua, hidrocarburos, minerales, pesca).

No obstante la persistencia de algunos escenarios de diferendo/conflicto de carácter fronterizo, la tendencia histórica que se manifiesta en América Latina en los recientes decenios, no es hacia los conflictos de raigambre territorial, sino hacia la construcción de esquemas de integración y modelos de relaciones multilaterales, en los cuales las problemáticas que pueden señalarse como los ejes articuladores de la nueva geopolítica sudamericana y latinoamericana, serían a lo menos los siguientes:
a)  el acceso y uso de las fuentes de recursos energéticos, en función de las necesidades provenientes del desarrollo de cada nación;
b) el uso más o menos sustentable de los recursos naturales en función de criterios estratégicos y prospectivos, que aseguren el desarrollo de las generaciones futuras;
c) la relación existente entre el modelo de desarrollo y el sistema democrático, en términos tales que el desarrollo (y el crecimiento que conlleva) se traduzca en condiciones socio-económicas y sociopolíticas democráticamente sustentables, disminuyendo las desigualdades sociales y territoriales; y
d) el paso desde una economía basada en la explotación más o menos intensiva de recursos naturales, fuentes energéticas y materias primas no renovables (y por lo tanto tecnológicamente dependiente de economías más desarrolladas), hacia una economía basada en el conocimiento y en los servicios, en un contexto regional caracterizado por una tendencia profunda de transición a la modernidad y de cambio demográfico.
Las nuevas problemáticas del desarrollo latinoamericano serán  fundamentalmente geoeconómicas, es decir, producirán sucesivos choques y tensiones entre los espacios geográficos, territoriales y virtuales con las estrategias y despliegues corporativos, económicos, financieros y tecnológicos”.

            No obstante, querido lector, América Latina también ha tenido un enriquecimiento en armamentos. En 2008, sus países gastaron 34 mil millones de dólares en armas, según informó el Instituto de Investigación por la Paz Internacional. Chile, Venezuela, Colombia, Brasil y México fueron los principales compradores, y los vendedores fueron Estados Unidos, Rusia, China, Francia, entre otros países.
Latinoamérica se encuentra entre las regiones con más
cosas en común, incluyendo problemas.
            Retomando el tema de la alianza,  Latinoamérica se erige como un conjunto de países “conectados” por un lenguaje más o menos homogéneo, el español. Desde Argentina hasta Venezuela, estos países han podido establecer una comunicación no tan complicada por hablar el mismo idioma. No obstante, la historia particular de cada uno de ellos marca diferencias profundas que han impedido que los países latinos se unan como anhelaba Simón Bolívar. La dominación Europea de América, que se inició en el descubrimiento del nuevo continente y su posterior conquista, prevalece hasta nuestros días, en países que se independizaron hace siglos y otros apenas hace unas décadas. El indigenismo y la gran cantidad de tribus que existen a lo largo y ancho de Latinoamérica, han creado también divisiones entre fronteras, además porque aunque los grandes líderes y gobernantes compartan el español como lengua materna, gran parte de los soldados voluntarios hablen lenguas autóctonas.
            Cada país latinoamericano tiene su propio héroe independentista, y su propia ideología, lo que ha dificultado que estas naciones se unan para crear un grupo importante geopolítico y de cooperación.
Brasil es el país Latinoamericano que más ha avanzado
en los últimos años.
            Brasil se ubica como el modelo a seguir, con algunas modificaciones, al país Latinoamericano que México podría llegar a ser. Los recursos naturales vastísimos y la buena administración y explotación de ellos, han sido otra de las razones por las que la fuerza de Brasil subió como la espuma, además de una serie de políticas públicas efectivas que Lula Da Silva puso en marcha para reducir la pobreza y aumentar la alfabetización.
            Brasil es el ejemplo Latinoamericano de que las cosas pueden funcionar muy bien cuando se toman en cuenta y se utilizan adecuadamente las cosas en común más que están en contra, y de que Latinoamérica puede utilizar sus ventajas geográficas, históricas y culturales como arma para erigirse como fuertes puntos geopolíticos globales.
¿Qué pasará con Latinoamérica? Usted y yo seremos testigos, al pasar de los meses.

Fuentes de Información:


Geopolítica en América Latina,  recuperado el 10 de diciembre de 2012 de las siguientes páginas web:

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