¿Si tuvieras la oportunidad de abandonar México, lo harías?
Ésta es una pregunta que estoy
seguro ha pasado por la mente de cada habitante pensante de este país. Y hay
más, de los creadores de esta interrogante llegan también, y en 3D: ¿qué
pasaría si fuera habitante de otro país? y ¿estaría mi familia más segura si no
viviera en México?
Piénselo bien. Con el
narcotráfico, la violencia, la inseguridad, el desempleo, los sueldos tan bajos
y la gasolina, la comida, y los servicios de gas, luz y teléfono por las nubes.
La escuela con su baja calidad educativa, los hospitales con su pésima atención
(y con Peña Nieto como presidente), ¿no le dan ganas de agarrar su maleta y largarse
junto con su familia?
Es
evidente que muchos sí lo logran, aunque no consiguen una vida que digamos muy
diferente a la mexicana al emigrar a Estados Unidos. Los que lo hacen en su
mayoría son hombres padres de familia que van en busca de un empleo para
mantener a sus familias, remesas que rindan en México para poder fincar la
casita, pagar la escuela de los hijos y ayudar a su mujer que ha tenido que
ponerse a trabajar.
Algunos
otros mandan después por su familia, y se convierten en ciudadanos norteamericanos,
sometidos a las leyes y costumbres del nuevo país. Y así, la cultura mexicana
se ha convertido en un híbrido con los estadounidenses, y de pronto el idioma
natal deja de ser importante porque lo más “cool” es hablar inglés. Es
indispensable para el trabajo, la educación y la vida diaria, pero llega el
momento en el que el español se convierte en algo despreciable, despectivo, y
cuando viajan a México para visitar a sus familiares ya no se sienten
mexicanos. Hablan inglés lo más que pueden, piden “soda” en las tiendas, se
olvidan de sus raíces.
No se trata de juzgar a nadie,
porque de alguna manera es natural que las costumbres de otro país se mezclen
con las del propio, y al final de cuentas cada persona decide si quiere o no
guardar sus orígenes como parte de su personalidad. También hay quien siempre
conserva el orgullo de ser mexicano a donde quiera que esté.
Pero el mundo es enorme, y
muchas personas, que pueden hacerlo, deciden trasladar su vida a otros países
del globo. Empresarios, artistas, investigadores, profesores, jóvenes
emprendedores. Lista larga de personas que abandonan México, decepcionados de
su país y en búsqueda de una vida mejor en otro lugar. Personas que bien podrían mejorar sus pueblos,
municipios o estados, en México, pero que se van, hartos de los problemas del
país.
Considero que más que emigrar a
otro país, hay que hacer una migración, pero hacia las buenas costumbres.
Porque no es el corrupto el que acepta la mordida, sino el que la ofrece. No es
tanto la escuela la que da mala educación, es el estudiante que no aprovecha
sus oportunidades. Es malo que alguien no encuentre empleo, pero es más malo
que quien puede ofrecerlo no lo genere.
No es el gobierno que tiene a la
gente jodida, es la gente que se deja joder y siente lástima de sí misma. No es
escapar a otro país, sino hacer grandioso al mío con lo poco que yo pueda
ofrecer. Es pensar que aunque algo ya exista, yo puedo mejorarlo, y que si no
lo hay, yo puedo crearlo. Es sentirse mexicano de verdad, luchar por salir
adelante, pensar en los demás y brindar mi ayuda a quien la necesite. Porque
los países a los que mucha gente emigra son países que son lo que son por su
gente, por su organización y por sus ganas de superación, de ser los mejores.
Que la gente de otros países quiera venir al nuestro, por que admiren nuestra
capacidad de salir adelante pase lo que pase.
Entonces sí, la pregunta de que
¿si pudiera irme de México, lo haría?, tendría una respuesta más sensata, ya no
basada en la desesperación o la necesidad, si no para presumir que soy de un
país que triunfa a pesar de sus problemas.
Lárgome
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