Mi nombre es Elijah Baley.

"Debía de haber millones de seres humanos en la Tierra que experimentarían la misma necesidad si se les enfrentara con el aire libre; si se les obligaba a dar el primer paso". 

Soy una especie de Elijah Baley a la inversa. Elijah Baley, el detective creado por Isaac Asimov para protagonizar sus novelas Las Bóvedas de Acero, El Sol Desnudo, y Los Robots del Amanecer; y que también forma parte de Robots e Imperio.

Este sujeto había nacido y pasado sus días en una ciudad de Nueva York del futuro, encerrada en un domo de acero y con millones de habitantes agorafóbicos, a diferencia de otros millones de humanos que generaciones atrás habían comenzado la colonización de los planetas de la galaxia apoyados por robots, y quienes vivían cómodamente en planetas espaciosos y despreciando a los terrestres.

Elijah Baley tenía miedo de los robots y no veía su existencia fuera de su ciudad, que lo mantenía protegido del mundo exterior. Yo, en cambio, vivía sin robots, desde luego, pero no veía mi existencia fuera del pueblo donde había crecido.

Elijah Baley fue forzado por las circunstancias a dejar su ciudad encerrada para resolver un crimen en otro planeta. Yo fui forzado por la pulsión de superación a dejar mi pueblo y mudarme a una ciudad. Pequeña, pero ciudad.

Elijah Baley tenía nostalgia por la Tierra y sus ciudades superpobladas, mientras juzgaba a las sociedades de otros mundos. Yo tenía nostalgia por mi familia, mis amigos y mi pueblo, mientras trataba de acostumbrarme a las circunstancias de tratar de vivir solo en otro lugar.

Pero poco a poco, y a través de las novelas, el personaje de Elijah evolucionó, y comenzó a darse cuenta que salir de las bóvedas de acero lo había hecho conocer otros mundos, ver otros modos de vida, analizar otras sociedades, arquitecturas y culturas. Empezó a compararlos con su propia vida y se dio cuenta que había vivido literalmente en una bóveda que le impedía ir más allá. Comprendió que los humanos tenían que dejar sus miedos y salir una vez más a conquistar los planetas deshabitados de la galaxia.

"Aquella idea le asustaba, pues Baley aún temía los espacios abiertos. Pero ¡había dejado de preocuparse por aquel temor! En vez de batirse en retirada ante él, debía plantarle cara.
Baley creyó notar un toque de locura. Desde el primer momento en que lo experimentó, el aire libre ejerció sobre él una extraña atracción sobre él...".

Soy un Elijah Baley que pasó de un pueblo a una ciudad pequeña, y de una ciudad pequeña a una superpoblada. Además, he hecho paradas en otros lugares, cada uno como un planeta particular. Y en el camino, he juzgado y me he sentido claustrobófico, en lugar de agorafóbico, pero ahora estoy ansioso por explorar más planetas.

Sin embargo, ahora también comparto otra semejanza con Elijah Baley.

"El ferrocarril subterráneo corría velozmente. Por doquier veía luz artificial, enormes hileras de pisos que desaparecerían con celeridad, centelleantes anuncios luminosos, rutilantes escaparates, fábricas, luces, bullicio y muchedumbres... ruido, gentío..,, animación y vida...
Era todo cuando había amado hasta entonces; todo cuando había temido dejar, todo cuando creyó añorar en Solaria.

Y a la sazón todo le parecía extraño, ajeno a él. Sintió que no encajaba en aquella vida.
Baley había abandonado la Ciudad y ya no podía entrar de nuevo en ella. La Ciudad ya no era suya, era un extraño en las bóvedas de acero."

Supongo que hay cosas que van cambiando cuando uno se convierte en explorador del Espacio.


*Con citas de El Sol Desnudo, de Isaac Asimov, publicado en 1957.


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