Propósitos

Conocer la nieve. Hacer más cosas por primera vez. Y ya. No me acuerdo qué más me había propuesto de año nuevo, pero sin duda, este 2018 fue de hacer muchas cosas por primera vez. Algunas por el trabajo, otras por amor (o su búsqueda), y otras simplemente porque me atreví.

Conocí la nieve, y en marzo. Salí en medio de la tormeta a Times Square e hice todo lo que había esperado por 25 años. Abrí la boca y atrapé copos con la lengua. Di vueltas con los brazos abiertos como un loquito y me sentí en una película. Me tomaron muchas fotos sonriendo y con las pestañas blancas. Terminé empapado y con los pies entumidos y luego me metí a bañar con agua calientita. Al día siguiente jugué guerras de nieve en Central Park. Me paseé en un columpio mientras mis pies arrastraban en el suelo blanco. Me tiré e hice angelitos de nieve.

Me lancé de parapente. Tanteé el precio y en un impulso de irresponsabilidad financiera, dije sí a los 2 mil pesos que costaba la experiencia, mientras caminaba inocente en el centro de Valle de Bravo. Me subieron en una camioneta rumbo al cerro. Me dieron una camarita GoPro. Me explicaron que tenía que correr al precipio y luego levantar los piecitos para que el parapente me levantara. Me abrazó el intructor y le dio vueltas al parapente para que se sintiera más chido. Sentí cosquillas en la panza. Se me pasó la aventura en un ratito.

Hice surf de remo. Me pusieron chaleco salvavidas y me dijeron que me sostuviera fuerte en una lancha inflable que iba jalando una lancha de motor con rumbo al Canal de los Piratas. Eran 4 alemanes y yo. Nos dieron nuestras tablas de paddle surf y nuestro remo, nos explicaron las bases y nos lanzamos a navegar. Me caí como 2 veces al agua. Nos explicaron que ese canal lo usaban los invasores piratas para llegar a Bacalar desde el mar. Empezó a llover. Amarramos las 4 tablas junto a la del guía y comimos plátanos mientras pasaba la lluvia. El guía era un matemático de Tijuana que luego fue carpintero y un día fue a Bacalar de vacaciones con su hermano. Regresó a Tijuana a vender sus cosas y se hizo instructor de natación y guía de la laguna. Navegamos de regreso mientras el viento soplaba entre los manglares. Sentí que mi cuerpo hacía uso de toda su energía para remar y mantener el equilibrio. Me sentí poderoso. Un arcoiris se formó a nuestras espaldas.

2019: Propósitos
Recuperar mis hobbies. Escribir más.

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