Reversa

Antes de que su corazón estallara y la consciencia se desvaneciera en medio de la confusión, el cerebro de Pedro reprodujo en cámara de reversa los últimos minutos de su vida.

Arcadas sanguinolientas regresando a su esófago, oscuridad dando paso a visión borrosa, convulsiones violentas paradas en seco. 

Su rostro despegándose del suelo plástico, la nariz volviendo a su posición original. Su cuerpo levantándose contra la gravedad, sus pies desresbalándose del piso y recuperando la postura entre la sangre y los meados.

Las orejas absorbiendo sangre, la piel dejando de gotear, la garganta tragando vómito y mandándolo al fondo del estómago.

Su mirada regresando al color desde el manto rojizo, su cabeza girando alrededor. Su mano agarrada de un poste en el vagón del metro. 

Personas levantándose del piso con la misma parsimonia que él. Sangre y fluidos regresando a los cuerpos, gente recuperando la consciencia

Sus oídos captando aullidos, los gritos transformándose en voces ininteligibles. Sonido invadiendo su cerebro y resonando por el vagón entero. Una chicharra sonando por encima de todo.

Luces pasando a toda velocidad por el túnel. Una mando soltando la palanca de emergencia del tren, una alarma inmediatamente detenida. 

Puñetazos regresando de los rostros de un par de desafortunados. Personas rechazadas por el aire hacia los brazos de unos atacantes antes de dar los empujones. Un celular volando hacia la mano levantada de una de las víctimas. Una llamada al 911 desmarcada de la pantalla.

Unos 100 mililitros de lágrimas regresando a los ojos de la mitad de los pasajeros del vagón, junto con unos 50 mililitros de sangre a sus narices. Manos dejando de apretarse la cabeza alternadamente con la boca que de pronto ya no expulsa coágulos ni sangre.

Tosidos generalizados disminuyendo en el vagón de forma gradual, lo mismo que el vómito de unas cinco personas, que vuelve de su estado expansivo al implosivo dentro de sus bocas y de ahí al interior de sus cuerpos.

La mano libre de Pedro dejando de presionar contra su estómago mientras la otra se aferra al poste. Su mente dejando de pensar que se siente extrañamente mal y regresando a su estado de divagación normal.

Una persona tosiendo en un rincón mientras todos los pasajeros miran indiferentes, sentados en sus asientos o apretados en los pasillos.

La velocidad del tren desacelerando y entrando en reversa a la estación. Las puertas abriéndose y una muchedumbre saliendo de forma compacta del vagón caminando hacia atrás.

Pedro empujado hacia los pasillos de espera del andén y permaneciendo unos minutos en el andén mientras el tren retrocede y desaparece al interior del túnel. Gente sudorosa en la estación.

Los pies de Pedro moviéndose hacia atrás de forma decidida como si supieran de dónde vienen y lo regresan a los pasillos de la estación hacia los torniquetes de la entrada. Su cuerpo moviéndose de forma apresurada porque se hace tarde para llegar al trabajo pero en el reloj que alcanza a ver de pasada cuando ve que son las 10:14 de la mañana los segunderos avanzan hacia atrás.

El ajetreo de la hora pico que tiene a la gente recogiendo sus pasos de las escaleras que vienen del cambio de andén o de los pasillos de la correspondencia con la línea verde. 

Un letrero rosa en la pared que dice Balderas. Una rociada involuntaria de frescura despegándose del rostro de Pedro y la gente y regresando a los ventiladores con agua pulverizada que alivian el calor. Un virus terrorista saliendo de sus pulmones y regresando al agua del ventilador. Cientos de personas cruzando en reversa los torniquetes de la estación.

La cinta cerebral de Pedro detendiéndose. Un último espasmo en su cuerpo tras la reflexión de los acontecimientos. Un metro moviéndose sanguinolento en la oscuridad.

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